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domingo, 19 de junio de 2011

Penélope. Una mamá que se expresa

Una gran mamá, una gran persona, una gran docente y UNA ESTUPENDA ESCRITORA. Gracias Penélope. José Antonio Fernández Bravo se ha enamorado de tu carta y así lo ha reflejado y publicado en su página principal.


Me llamo Penélope y soy madre de un niño de 6 años del Colegio Público San Juan Evangelista de Sonseca (Toledo).

            El cincuenta por ciento de mis preocupaciones se centran en la educación de mi hijo. Platón dijo que la educación es la base para ser un buen ciudadano y, con los tiempos que corren, es un logro harto difícil. Sin embargo, hay quien, siendo conscientes de los recursos que han ido apareciendo en nuestro camino, hemos querido aprovecharlos, exprimirlos y por supuesto: vivirlos.

            Yo he sido una de esas madres afortunadas que he formado parte activa de una metodología basada en proyectos, y la conclusión principal a la que he llegado es que si este método llegara a implantarse en todas las etapas educativas otro gallo nos cantaría.

            Mis conclusiones no se basan ni en notas, ni fichas, sino en algo más real: a poco que me fije puedo comprobar como mi hijo va extrapolando a su vida cotidiana lo que ha aprendido, y sus propias vivencias y resultados son para él la mejor de las actividades.

            Cuando mi hijo tenía 4 años no vio como iban vestidos los hombres de las cavernas: se vistió como uno de ellos y me dijo “que era normal que aquellos hombres inventaran el fuego con el frío que pasaban”. ¡Claro! él había sido consciente de la poca ropa que llevaba puesta.

            Cuando mi hijo tenía 5 años “vivió” en un circo durante semanas. Él, con sus amiguitos y con su seño, construyó su propio circo. No coloreó un payaso. Se rió con él. No dibujó un trapecio. Con ayuda de Miguel (Miguel es el hombre que arregla todo lo que se rompe en el cole) montó uno y comprobó lo difícil que es ser artista de circo. No punteó la taquilla de un circo en un papel. Construimos con más papas una taquilla enorme y durante un día fue taquillero de profesión. Aprendió el valor del dinero como recompensa a un trabajo realizado, comprendió el sentido de tener que hacer “cola” y esperar.

            Ahora con 6 años, ha viajado a Francia con la ayuda de Willy Fog, se ha convertido en pintor y ha reinventado Las Meninas. Sabe quién es Velázquez, Pacheco, Nicolasito y la infanta Margarita. Esto último no debería ser importante, porque además se le olvidará con el paso del tiempo, sin embargo, mi hijo no solo ha puesto cara y color a estos personajes sino que también les ha dado alma, vida, les ha dotado de sentido.

            Ahora, que ya apenas le quedan unos meses para comenzar con otra etapa distinta, no puedo evitar mirar con nostalgia todo lo vivido ya que en definitiva mi hijo ha sido prehistórico, médico, artista de circo, mosquetero, pintor… Y yo he podido acompañarle en todas esas experiencias para aprender también que las cosas es mejor vivirlas que contarlas.

Penélope Martín de San Pablo Mora